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Ralph Baer Está en: Ralph Baer
Baer quería construir un sistema de videojuegos comercial para jugar en casa igual que vemos la televisión. Trabajaba en una empresa dedicada a los aparatos de televisión allá por 1951 y propuso agregar a uno de los televisores un sistema de juego interactivo, algo que resultó absurdo y fué rechazado. Posteriormente, en 1966 y por su cuenta, construyó la primera consola doméstica de videojuegos. Baer sabía lo que quería hacer pero tuvo que luchar durante años para encontrar empresas o inversores que confiaran en él para poner en el mercado su primera consola (Magnavox Odyssey), lo que por fin consiguió en 1972 con un relativo éxito. Actualmente reside en Manchester, New Hampshire. El primer VideojuegoCuando inventó el primer videojuego, Ralph H. Baer era ingeniero de una subcontrata del ministerio de defensa americano. La idea le venía de antiguo; en 1951 ya se había interesado por la idea de utilizar televisores "para algo más que seguir la programación comercial" y hasta le había propuesto el expermineto a la compañía Loral Electronics, para la que trabajaba construyendo receptores de televisión. Su jefe Sam Lackoff le había pedido que diseñara "el mejor televisor del mundo" y, según sus memorias Videogames in the Beginning, Baer le propuso convertirlo en un terminal de juegos, además de televisor. La idea era crear un sistema de interacción entre el usuario y el televisor, una posibilidad novedosa que les daría ventaja sobre la competencia en plena fiebre de la televisión. Sorprendentemente, "interactivo" no le sonó bien a Sam Lackoff, que rechazó la propuesta diciendo: "limítate a construir el receptor que ya estás fuera de plazo". En septiembre de 1966, Baer recuperó su proyecto y, en menos de un año, lo convirtió en la primera consola de videojuegos de la historia: la caja marrón. El problema de "Tenis para dos" y de Spacewar! era económico; los dos requerían una maquinaria que estaba muy lejos del alcance del consumidor medio. No todo el mundo tenía un osciloscopio en casa y el PDP-1 era un cachalote que costaba cientos de miles de dólares de la época. El televisor, sin embargo, había bajado mucho de precio y era el último grito en consumo doméstico. La idea de Baer era crear un dispositivo que emitiera señales de vídeo y se conectara directamente al televisor. Su primera propuesta describía un "dispositivo de entrada de datos de bajo coste que permite al operador comunicarse con un televisor monocromo o de color". Después, según sus propias palabras, se dijo: "qué demonios. Vamos a llamarlo TV Games". Acontecimientos
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